DÍA 6
30 Julio 2020
Nos levantamos temprano porque de nuevo teníamos entradas reservadas a las 10 de la mañana, esta vez para otra de las maravillas que ofrece Cantabria que es la Cueva del Soplao. Las entradas las reservamos y pagamos previamente por internet como estaba recomendado y nos costaron 13,70€ por persona con la visita guiada, por supuesto.
Llegamos justo a tiempo porque nos sorprendió que el último tramo de carretera era una comarcal estrecha, así que menos mal que no habíamos salidos muy justos con el horario. Una vez allí y con las entradas en la mano, tras una breve explicación subimos a la reproducción de un tren minero y entramos en la cueva. Una vez allí el recorrido es a pie a través de una serie de pasarelas y con ambientación de luces y sonido en algunas de los puntos.
Cueva "El Soplao" |
Cueva "El Soplao" |
Por cierto que, "El Soplao" es un término minero alusivo al aire que se percibe al calar una galería desde otra con menos oxígeno, de ahí el nombre de la cavidad.
La cueva El Soplao, descubierta a principios del siglo XX con motivo de la explotación de las minas de La Florida, está considerada una de las grandes maravillas de la geología, atesorando un auténtico paraíso de espeleotemas (excéntricas, estalactitas, estalagmitas, coladas, columnas, perlas de las cavernas, dientes de perro, etc.).
No está permitido hacer fotografías o vídeos en su interior pero la verdad que merece mucho la pena admirar este espectáculo que nos brinda la naturaleza.
Además, se añade que la cueva está situada en lo alto de la sierra de Arnero, permitiendo deleitarse de unas vistas maravillosas.
Mirador "El Soplao" |
Mirador "El Soplao" |
Continuamos nuestras visitas del día en el Bosque de Secuoyas del Monte Cabezón. Se encuentra entre Cabezón de la Sal y Udías y resulta sorprendente encuentra un tupido bosque de secuoyas de gran altura, alguna de hasta 36 metros de altura, que pueden observarse a lo largo de un sendero.
Bosque Secuoyas |
Hacía muchísimo calor y agradecimos entrar en el bosque que proporcionaba un respiro. Aún así no estuvimos mucho rato y salimos por el extremo opuesto para volver al parking gratuito donde se pueden dejar los coches.
De allí nos vamos a SANTILLANA DEL MAR, recorremos de nuevo el pueblo, esta vez con más sol, y tras tomar una cerveza en una terraza enorme que hay en la parte trasera de uno de sus bares para hacer tiempo, vamos al restaurante que teníamos reservado para comer y que nos habían recomendado.
Santillana del Mar |
Por fin disfrutamos de la mejor comida de toda la semana en Cantabria, una delicia. Dos de nosotros pedimos el menú del día que incluía cocido montañés y otros dos se pidieron un chuletón que pesó 1,600kg y estaba tiernísimo. Una maravilla que recomiendo mucho, el restaurante Gran Duque(Calle Jesús Otero, 7, 39330 Santillana del Mar).
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